Javier López

NUEVO SURCO

Javier López


Por fin el Estatuto

28/05/2025

Tendremos nuevo Estatuto de Castilla-La Mancha una vez que sea ratificado en Cortes Generales, pero ya va, por fin, con el acuerdo previo entre PSOE y PP regionales.  Acuerdo entre los dos grandes partidos que garantiza una aprobación casi segura en el ámbito nacional. Al final el escollo ha sido el número de diputados en las Cortes Regionales, reducidos drásticamente en la etapa Cospedal y ahora de nuevo aumentados, aunque una vez que pasen las elecciones autonómicas de 2027. Esa esa es la condición del PP que Cuca Gamarra hace unos días se encargó de poner en vilo. Veremos.
Volveremos, si el Estatuto es aprobado, a un parlamento autonómico de más de cincuenta diputados, con un máximo de 55, para dejar atrás la actual horquilla de entre 25 y 35 diputados. Este era el principal escollo para volver a encarrilar el acuerdo en unos términos similares a los que estaba a la salida del pasado verano. Cabe preguntarse qué opinan los ciudadanos de esto: ¿son partidarios de unas Cortes Regionales bien nutridas de representantes o con una representación reducida a poco más de una treintena?. Seguramente la mayoría de los castellanomanchegos no se lo han planteado, no forma parte de su agenda cotidiana de preocupaciones. Desde un punto de vista más para esa minoría de preocupados por el asunto, la pregunta no es tanto "¿cuántos?" sino "para qué". ¿Qué es lo que representan cada uno de los representantes autonómicos?. Sabemos que, como ocurre a nivel nacional, responden a una férrea disciplina de partido, y ese es el principal lastre.  Sería mucho más ventajoso para todos que los diputados autonómicos tuvieran una mayor holgura a la hora de votar y que al menos una parte fueran elegidos con criterios más territoriales, desde demarcaciones comarcales, por ejemplo, y que ese interés prevaleciera sobre la filiación partidista. Otra parte de los diputados podría ser elegido en lista única regional priorizando, aquí sí, la filiación ideológica. Pero este no es el debate que se ha planteado. Tan solo se ha hablado de cantidad. No somos los únicos, es lo mismo que ocurre en todas las demás comunidades autónomas y también en instancias nacionales. Los debates de fondo sobre una regeneración profunda de nuestra democracia no se terminan de abordar.
Lo que sí que les importa a los ciudadanos de Castilla-La Mancha es lo que afecta a su vida diaria. Les importa tener una buena educación y una buena sanidad, les importa tener un buen centro médico y un colegio público decente para sus hijos, y saben que eso es competencia autonómica. Todo lo que en la reforma del Estatuto hay sobre el blindaje de los servicios públicos esenciales toca de lleno a la fibra sensible de la gente. Es lo más importante de cara a la actualización de la norma que viene a ser como una pequeña constitución de una autonomía. El acuerdo aquí no ha descarrilado en ningún momento y es bueno que la reforma incorpore otros conceptos de los que Castilla-La Mancha está haciendo bandera en el conjunto español como la lucha contra la despoblación y los criterios legislativos que se deben tener en cuenta para combatirla.
Una vez que la reforma del Estatuto sea aprobada por el pleno de las Cortes Regionales quedará el tramite en Madrid, pero allí no debe haber ningún problema si el acuerdo va fraguado desde Castilla-La Mancha. Una vez más se demostrará que en esta región las cosas políticas van por carril propio ajenas a la hiperpolarización que afecta como una gangrena a la política nacional. El acuerdo no está siendo fácil, incluso es discutible en alguno de sus extremos. Si preguntásemos a los castellanomanchegos posiblemente una mayoría no estaría al tanto de los vaivenes en la reforma del Estatuto, ni siquiera sabrían que en los últimos meses ha habido una reforma en juego. Es posible que antes estarían al corriente de cómo va el trasvase y desearían su final con bastante más intensidad que una reforma del Estatuto, pero puestos a legislar, retocar y actualizar nuestra norma básica a nivel regional bueno es que vaya con el acuerdo de los dos grandes partidos. ¿Alguien imagina el mismo grado de acuerdo si estuviéramos hablando de reformar las Constitución? Imposible imaginarlo. Bueno es que el pacto, aunque sea en tiempo de descuento como ha ocurrido esta vez, sea nuestro hecho diferencial.



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