Javier López

NUEVO SURCO

Javier López


Cerdán cierra un círculo que Sánchez quiere cuadrar

02/07/2025

Es increíble la facilidad con la que Pedro Sánchez pretender dar por amortizados y solventados asuntos de la máxima gravedad que le tocan a él de lleno, como responsable del partido y del gobierno en el que esos asuntos han ocurrido, bajo el mandato, claro, de personas de su máxima confianza elegidas directamente por él, y no por ningún otro. Hablamos de integrantes de su círculo más cercano, alguno hasta hace unos días.  Es el caso de Santos Cerdán que fue, además de su Secretario de Organización en el PSOE, es decir, la persona que ordena el día a día del partido, uno de las personas favoritas de su entorno, no hay nada más que ver las alabanzas vertidas en público sobre el navarro. Hoy se encuentra en la prisión de Soto del Real ante el riesgo de fuga y destrucción de pruebas relacionadas con los graves delitos en los que podría estar implicado: organización criminal, cohecho, tráfico de influencias. Sánchez dice que ha reaccionado con contundencia, sin más, no tiene más que decir, de momento.  Pretende vendernos el relato del reseteo de la legislatura y colocarse ahora de capitán en la lucha contra la corrupción. Los que están implicados en los casos son personas que estuvieron por allí, según nos cuenta, y le han decepcionado, no integrantes de un grupo cuyas relaciones son con él son fundamentales para entender su propia carrera en la política.
Lo cierto es que Cerdán parece cerrar un círculo que Sánchez parece querer cuadrar. Todo es posible en sus cálculos inverosímiles para mantenerse en el poder, quizá también alguna que otra cuadratura del círculo, algo que, como es sabido, debería resultar imposible.  Pero el circulo comenzó a formarse cuando Sánchez inicio su aventura política, hace ya más de diez años, en 2014 con aquellas primeras primarias en las que Sánchez ganó a Eduardo Madina. Las ligazones del grupo se hicieron fuertes dos años después, en las segundas primarias contra Susana Díaz, tras ser Pedro Sánchez expulsado de la secretaría general en aquel Comité Federal de octubre de 2016. Luego vino lo del Peugeut para recorrer España buscando el voto de las agrupaciones socialistas: Sánchez, Koldo, Ábalos y Cerdán. 
Es increíble la facilidad con la que Sánchez, y los que han compartido todo con Santos Cerdán, se sacuden ahora las moscas. No hay más que ver a María Jesús Montero que ponía la mano en el fuego por el Secretario de Organización y ahora dice que es una persona que no tiene nada que  ver con el partido. Como si no existirá una responsabilidad política al menos "in vigilando" que implica decisiones costosas, más allá que una petición de perdón y una hinchamiento cara a la galería de posturas de decepción e indignación.
Santos Cerdán, con José Luis Ábalos, y el acompañamiento de ese personaje de novela negra que es Koldo García, estaban en el entramado más íntimo del presidente desde el inicio, como otros que se han ido quedando en el camino. Pero ellos cuatro parecían ser un núcleo indisoluble, hasta el punto en que el primero que tuvo que ser apartado, José Luis Ábalos cuando fue cesado como ministro, se le dio después un premio de consolación colocándole en las listas a diputados por Valencia. No sabemos en qué consideración tenían Cerdán, Ábalos y Koldo a Sánchez, cúal era el lugar real que ocupada en el famoso Peugeut de los días de resistencia. No es descartable que pensaran que era la persona idónea para que, si les salía la jugada y conseguían situarle en lo más alto, mirará para otro lado mientras ellos se hinchaban a mordidas a través de las contrataciones públicas. Lo de Sánchez en la trama puede oscilar entre el mirar para otro lado y la financiación ilegal del partido. Pensar que a lo largo de más de diez años no ha tenido ningún conocimiento, indicio, sospecha de nada y de los mimbres de quienes le rodeaban en su entorno más cercano, resulta más complicado. Desde luego, Pedro Sánchez ni es un ingenuo ni un despistado, más bien todo lo contrario. Hasta donde sabía, hasta donde participaba, hasta donde dejaba hacer es ahora la cuestión. La otra opción es que no se enterara de nada, lo cual no deja de ser grave también. Pretender que todo lo de Cerdán y compañía resbale por tu cuerpo sin dejar huella es querer una cuadratura del círculo, y el círculo se cierra con Santos Cerdán en Soto del Real. Lo que hay dentro es lo que ahora hay que investigar.



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