La Comisión Europea está preparando su propuesta para el próximo Marco Financiero Plurianual de la Unión Europea (UE), con la posibilidad de que todos los programas presupuestarios queden incluidos en sobres nacionales únicos. Esa opción podría suponer que la Política Agraria Común (PAC) dejara de existir como política independiente. El Ejecutivo comunitario tiene previsto presentar en julio sus propuestas para el próximo presupuesto y los reglamentos de la futura PAC.
Ante la posibilidad de que deje de contar con una partida específica de los fondos comunitarios, el ministro español de Agricultura, Luis Planas, defendió el pasado lunes antes de entrar en la reunión de titulares de Agricultura de los Veintisiete que la próxima PAC, posterior a 2027, siga siendo un programa presupuestario separado del resto de fondos de la UE y que tenga «una singularidad única, como la ha tenido desde el Tratado de Roma». Añadió que la PAC, con su primer y segundo pilar, debe aparecer «en un único paquete separado del resto de los fondos y, por supuesto, que estos tengan una dimensión suficiente para el apoyo al sector primario». «Por tanto, espero que la Comisión no cometa el error de hacer una propuesta que no sea y que no responda a las expectativas básicas del propio sector», dijo.
Además, el ministro avanzó que España defenderá que la PAC tenga una «singularidad única», que cuente con un presupuesto adecuado con «una dimensión suficiente para apoyar al sector primario» y que este esté separado del resto de fondos. «Las movilizaciones agrarias, evidentemente, pedían más apoyo, pedían más simplificación, pero, sobre todo, planteaban el foco sobre el sector primario y su reconocimiento en la seguridad estratégica de la seguridad alimentaria europea», ha apuntado Planas.
Sector y Ministerio coinciden: la PAC necesita fondos propios - Foto: Alberto RodrigoRespecto a las medidas de simplificación, el ministro consideró que se recogen muchas propuestas efectuadas por España y mencionó «la supresión de la liquidación anual de rendimiento que nos implicaba, en el caso de España, cálculos de rendimiento de más de 2.000 actuaciones en el conjunto de la PAC». «De cara a los propios agricultores, hay una simplificación muy interesante, una propuesta de un régimen simplificado para los perceptores, hasta 2.500 euros. El vigente estaba en 1.250. España solicitó que fuera de 5.000 euros y vamos a continuar luchando en el Consejo y el Parlamento para conseguir extenderlo a los 5.000», comentó.
Agregó que hay «algún avance interesante» sobre la reserva de crisis al «concentrar las intervenciones de la reserva exclusivamente en los problemas de mercado» y no también en los climáticos. En cambio, Planas dijo no estar de acuerdo con que se utilicen los fondos del primer pilar «para llevar a cabo estas actuaciones». «Voy a defender hoy que lo que hace falta es reforzar los sistemas nacionales de seguros agrarios y que lo que podría hacer la Comisión (...) es plantear un reaseguro europeo del conjunto de los sistemas agrarios de seguros nacionales, que son tremendamente interesantes e importantes», expuso.
Movilización.
Días antes de las declaraciones del ministro, la semana pasada, en 20 países de la Unión Europea, el sector agrario alzó la voz en una acción conjunta y coordinada sin precedentes. Agricultores y ganaderos de toda Europa -unidos bajo el paraguas de COPA-COGECA- salieron a la calle para advertir de un riesgo real y urgente: la posible desaparición de la Política Agraria Común tal y como la conocemos. Las protestas tuvieron un mensaje claro: no a la integración de la PAC en un fondo único europeo que diluya su esencia, debilite su capacidad de respuesta y comprometa la sostenibilidad del sector agrario comunitario.
Ante los desafíos económicos, geopolíticos y climáticos, y frente a unas exigencias cada vez mayores impuestas al sector, las organizaciones agrarias reclaman a las instituciones comunitarias un compromiso renovado: una línea presupuestaria específica, estable y ajustada a la inflación en el próximo Marco Financiero Plurianual. Porque sin presupuesto no hay PAC, sin PAC no hay agricultores y sin agricultores no hay seguridad alimentaria; una frase que para los agricultores y ganaderos es más que un lema: es un aviso.
A falta de una respuesta clara por parte de la Comisión Europea, las organizaciones anuncian que seguirán movilizadas. El castillo de naipes no se sostiene solo, dicen. Europa necesita un campo fuerte y el campo necesita certezas.
Por el futuro del campo europeo, no se puede jugar con la PAC.
Por Pedro Barato, presidente de ASAJA
La Política Agraria Común no es un capricho del pasado ni una reliquia que la Unión Europea deba modernizar a golpe de recorte. Es la base sobre la que se ha construido el modelo agroalimentario europeo, el que garantiza alimentos sanos, asequibles y sostenibles para más de 400 millones de ciudadanos. Hoy, sin embargo, ese pilar está en riesgo. La Comisión Europea contempla integrarlo en un fondo único, sin garantías, sin visión común y sin una línea presupuestaria clara. Una operación peligrosa, mal disfrazada de eficiencia, que amenaza con desmantelar no solo la PAC, sino también la confianza de millones de agricultores en el proyecto europeo.
El mensaje que lanzamos desde el sector no puede ser más claro: sin presupuesto no hay PAC, sin PAC no hay agricultores, y sin agricultores no hay seguridad. Y no se trata de una exageración. Basta con echar un vistazo a la realidad. Mientras se multiplican las exigencias medioambientales, las inversiones necesarias se demoran. Mientras se habla de autonomía estratégica, se recortan los fondos que deberían garantizarla. Y mientras se promete una transición justa, se deja al campo sin red. ¿Qué clase de transición es esa? ¿A quién beneficia?
El campo europeo ha hablado alto y claro esta semana, con movilizaciones en 20 países. Se ha entregado un manifiesto contundente, con argumentos sólidos y demandas legítimas. Lo mínimo que esperamos de la Comisión Europea es una respuesta igual de clara: un compromiso real con el futuro del sector, con el mantenimiento de una PAC fuerte, comunitaria y bien financiada. Porque si la UE quiere hablar de seguridad, sostenibilidad y cohesión territorial, primero debe mirar al campo. Y escuchar.